Lee Geum-ja ha pasado trece años en prisión acusada del secuestro y el asesinato de un niño. Un crimen que conmocionó a la opinión pública, tanto por la brutalidad del mismo como por los veinte años con los que contaba entonces la acusada. Cumplida su pena, Geum-ja sólo tiene una cosa en mente: venganza.